¿Cómo evaluaremos?

En estos días de Semana Santa, nos llegan mensajes confusos que seguramente crean más incertidumbres que ayudas al profesorado. Nadie nos dice a ciencia cierta (cosa que tiene bastante sentido) si acabaremos el curso en modo virtual o podremos regresar a las aulas en modo presencial.

Los profesores se preguntan cómo deben prepararse para el fin de curso. Más allá de las sugerencias de no rasgarnos las vestiduras ante la presente excepcionalidad y ver qué es importante en estos momentos, lo cierto es que con total seguridad se nos pedirá evaluar. Se nos pedirá, seguramente, una evaluación  más "exigente" en unas etapas que en otras (universidad, bachillerato, secundaria...), posiblemente más justificada en algunos cursos que en otros (curos finalistas, másteres...).

de https://pixabay.com/es/

Con colegas de diversos colegios y universidades hemos compartido infinidad de charlas virtuales comentando estos aspectos. También tenemos la suerte de tener agrupaciones, como AENUI (Asociación de Enseñantes Universitarios de la Informática), donde se establecen foros para compartir estos y otros temas. Aprendiendo del conocimiento compartido, presentamos algunas ideas que quizá pueden orientar o servir de reflexión en este momento. Una máxima que siempre dice mi colega José Antonio Montero es: "un alumno tiene el derecho de saber cómo va a ser evaluado". Y en los tiempos que corren más y cuanto antes mejor.

EVALUACIÓN CONTINUA
Estamos a la mitad del último semestre del curso (en el último trimestre si pensamos en colegios y no en universidades). Hay una gran parte de los contenidos del curso que ya se han abordado. Seguramente que también existe una parte pendiente, pero desde la virtualidad lo más esencial se podrá trasladar (seguro que no todo, ni con la misma calidad ni intensidad que se desearía).

El sentido común nos dice que quizá la mejor alternativa sea la adaptación de lo que queda pendiente de evaluar de las asignaturas a la modalidad de evaluación continua. Es decir, adaptar o sustituir la prueba final de la asignatura (en caso de que la hubiera) por otro tipo de actividades, tales como actividades, ejercicios, trabajos y presentaciones, que se suman a la evaluación continua ya realizada hasta ahora.

EVALUACIÓN FINAL ADAPTADA
En caso de que se considere imprescindible mantener la realización de alguna prueba de evaluación final, esta deberá ser en línea. Hay que ser conscientes de que se realizará en un contexto fuera de lo habitual y con realidades muy diferentes para cada uno de nuestros alumnos. Y en este entorno resulta especialmente complicado tratar de mantener altos niveles de control y vigilancia.

Por todo ello, se hacen las siguientes recomendaciones:
  • Pruebas de evaluación que impliquen la realización de actividades complejas (complejas no es sinónimo de difíciles), que se puedan resolver con acceso a cualquier tipo de recurso (apuntes, libros, otros ejercicios o problemas ya resueltos etc.).
  • Configuración de tests rápidos, con tiempo limitados. Deben existir diferentes modelos y mezcla de opciones en las respuestas (la mayoría de software ya lo permiten actualmente). No caigamos en el error de dar un peso demasiado alto a este tipo de pruebas. Se recomienda que sean actividades de evaluación que se complementan entre ellas.
  • En función del tamaño de grupo, se recomienda la combinación de estas pruebas o exámenes con entrevistas orales virtuales para asegurar la adquisición de las competencias.
EXAMEN FINAL
Si después de todo lo expuesto aún no hemos conseguido que se desestime la alternativa de realizar un examen final (este método no es el más aconsejable para conseguir  el objetivo: saber si el alumno ha aprendido) y menos para grupos con gran número de alumnos, como mínimo daremos unas recomendaciones si insisten en realizar este tipo de valuación en la actual situación:
  • Este sistema no es fácilmente trasladable a un entorno online. Los mecanismos de garantía de la identidad se deben tener presentes y, de todos modos, son más fáciles de evitar.
  • No traslade el examen presencial escrito a un examen online sin una adaptación en cuanto a tiempo de desarrollo y otras características a tener en cuenta (cómo se podrán hacer dudas durante el examen, posibles fallos de conectividad durante la actividad evaluativa etc.). Es importante tener planes de contigencia que contemplen las posibles incidencias.
  • Dada la menor fiabilidad de este tipo de pruebas en un entorno online se recomienda darle un peso menor en el sistema global de evaluación del que podría tener en presencial.
Quizá no hagamos la mejor evaluación ni la de mejor calidad en la situación que nos hallamos profesores y estudiantes, pero si ponemos ciertos mecanismos hemos de procurar no olvidar cual es el objetivo de la evaluación: poder comprobar si el estudiante ha alcanzado los objetivos de aprendizaje que se han establecido.

Comentarios

Entradas populares